Por Miguel Ángel Álvarez.- Mucho se está diciendo y mucho nos queda por oír de esta puta pandemia. ¿Hasta cuándo estará polarizada nuestra existencia con este asunto? Nadie lo sabe y la ciencia no da más de sí a pesar de la infatigable entrega de los expertos. Lo que va ocurriendo en China es un anticipo de lo que ocurrirá en el resto del mundo. En dicho país el número de contagios va disminuyendo y eso nos lleva a pensar que el virus va perdiendo fuerza.
La epidemia de gripe de 1918, la mal llamada gripe española, que provocó más de 50 millones de muertos se prolongó por oleadas durante prácticamente tres años. Al cabo de este tiempo los humanos adquirieron una inmunidad, una defensa, frente al virus y éste dejó de ser tan agresivo.
Hoy día los científicos, en un tiempo récord, son capaces de obtener una vacuna y unos tratamientos específicos para hacer frente a estos microorganismos. Yo no voy a juzgar la actuación de las autoridades gubernamentales y sanitarias de todos los países, porque creo que su intención es hacerlo lo mejor posible y evitar en todo momento la histeria colectiva.
En estos momentos que haya más o menos casos y más o menos muertes va a depender de nosotros, de nuestro sentido común. Hay que evitar el contacto con el virus y para eso hay que seguir a rajatabla las recomendaciones que nos han dado y que no voy a enumerar aquí porque todos las conocemos.
Todos estamos expuestos al contagio y cualquiera puede ser portador del virus aunque no se tenga ningún síntoma. Sentido común, por favor. No tiene sentido que se cierren los colegios y ayer por la tarde, cuando salgo de mi consulta, observo el parque lleno de niños y mayores.