Ya llegó el 2021. Ya llegó la vacuna. A ambos los estábamos esperando como agua de mayo. Al primero para que se llevara los sinsabores de la pandemia que nos azotó la vida el 2020. Y a la segunda… por lo mismo. El caso es que han llegado a la vez, entonces la celebración es doble. El primer vacunado en la Comunidad de Madrid fue Nicanor, un extremeño de 72 años de edad que emigró a Vallecas y vive en la Residencia de Mayores de Vallecas. Cuando le pusieron la vacuna, el 27 de diciembre, todos quisimos ser Nicanor (o no, según creencias individuales sobre su efectividad) y vimos en él una esperanza. Ha dicho a los medios que se siente estupendamente, y todos esperamos que siga siendo así.
Aunque pensar que la pandemia-pesadilla se va a acabar de la noche a la mañana por el simple hecho de que el calendario cambie un 0 por un 1, es cuanto menos una ligereza, no podemos negar que nos entra un fresquito saber que el 2020 ha quedado en el pasado y que poco a poco nos iremos recuperando de sus secuelas. Y aunque pensar que la pandemia-pesadilla se va a acabar también de la noche a la mañana por el simple hecho de que se haya comenzado el proceso de vacunación es otra ligereza, no podemos negar que saber que la ciencia está haciendo un gran esfuerzo, es un alivio. Esta vacuna que le pusieron a Nicanor se administra en dos dosis, con 21 días de diferencia entre la primera y la segunda, y la inmunidad se adquiere siete días después de terminar todo el proceso.
Si sacamos cuentas, lo mismo nos da el verano y aun no estamos inmunizados, pero eso es más de lo que teníamos acabado el verano del 2020, en el que la segunda ola nos cayó de golpe. Eso sí, lo aprendido nadie nos lo quita, y como sociedad hemos dado un ejemplo de querer hacerlo bien. A pesar de los gamberros que nunca faltan, que se saltan las normas y nos ponen en riesgo a todos, en general hemos demostrado que si un día nos confinan, al día siguiente nos piden que seamos 6 en una reunión, la semana próxima no nos dejen salir de casa después de las 12, y tres días después nos digan todo lo contrario, ya estamos curados de espanto y acatamos, como Dios nos permita entender, pero hacemos caso. Y eso es un gran aprendizaje como sociedad. Aprovechemos que ya sabemos cómo lavarnos las manos, colocarnos la mascarilla, desinfectar las cosas, ventilar la casa, saludar con la mirada, guardar la distancia de seguridad, respetar los aforos y todo eso, y ayudemos al 2021 a sanar la herida que nos ha dejado la covid-19, y a que la vacuna haga lo suyo. No nos empeñemos en contradecir a los expertos, aunque a veces no estemos de acuerdo con sus recomendaciones, porque al final lo que queremos todos es seguir adelante, como la historia de otras pandemias nos ha demostrado que es posible. Si alguien nos hubiera dicho hace un año, en enero del 2020, que hoy íbamos a estar hablando de esto, no lo hubiésemos creído, pero hemos aprendido la lección. No la echemos por la borda. Celebremos que “ya llegó” y seamos conscientes de su importancia. Bienvenida la vacuna y bienvenido 2021.