He oído -que no visto- que los diseñadores de jardines japoneses dejan que los ciudadanos sean los que marquen, con su tránsito instintivo, los caminos a consolidar. En el caso de Santa Eugenia, en su creación fue “la ciudad residencial alfombrada de verde” pero sin tener como referente la frase anterior. Pisar sobre alfombra verde vegetal en los ocres terrenos castellanos tiene un alto coste hídrico. El promotor deseaba vender pisos. Pero a lo largo de estos años, los vecinos han hecho trochas (del verbo atrochar) deseando acortar el recorrido. “Los caminos del deseo” han ido apareciendo paulatinamente y se han mantenido en el tiempo, pero algunos -hechos en taludes- pueden conllevar peligro. A los que los transitan: ¡Cuidado! Y a los responsables de los caminos del barrio: ¡Tenedlos en cuenta! Canta Joan Manuel Serrat: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. La conducta de abuelos de mi quinta (62) y mamis con sus retoños, por esos atajos para no ir al tajo y volver del mismo, me parece una “cantada”. Y termino parafraseando al gran Antonio Machado: Caminante camina/ caminando con tranquilidad/ si la prisa no te anima/ llegar pronto a la eternidad.