Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, 1948) es un artista total. Pintor autodidacta, pasó su infancia entre La Línea de la Concepción, Cádiz, y Málaga, trasladándose con su familia a Madrid en 1958. Desde los primeros 70’s en que arranca su carrera, y a pesar de que estuvo siempre en ese núcleo duro de la Nueva Figuración madrileña junto con Carlos Alcolea, Carlos Franco y Rafael Pérez Mínguez, el artista ha mantenido su absoluta independencia con respecto a los cánones y las modas imperantes en el mundo del arte.
La obra de Pérez Villalta se anticipó en una década a muchas de las premisas de renovación que se impondrían durante los ochenta en la escena artística internacional. En toda su carrera se aprecia la huella que dejaron los estudios de arquitectura que nunca terminó: la presencia del vacío, el análisis del espacio y del comportamiento de la luz en las estancias, la geometría y los juegos con la perspectiva, son vectores que rigen sus imágenes, enriquecidas con elementos figurativos que enlazan asuntos mitológicos y aspectos privados de su biografía.
“La geometría y las proporciones pueden hacer de cualquier tema o idea una constatación plásticamente pura. Algo que está en lo más profundo de la imaginación de la belleza”, son palabras del propio artista, para quien la búsqueda del placer a través de la belleza es una constante.
Una de las características más notables en el trabajo de Pérez Villalta es la densidad de capas de sentido que en él se superponen. Todo cabe en el ecléctico y variadísimo mundo que maneja el artista, desde los grandes nombres del Barroco y el Manierismo, a Dalí y Walt Disney, pasando por Duchamp, la metafísica italiana, la psicodelia, el pop, los patrones decorativos…
Siendo su faceta de pintor la más conocida, Pérez Villalta ha dedicado su atención no sólo a las artes plásticas tradicionales (pintura, escultura, dibujo, grabado), sino también a la arquitectura, el diseño de muebles, objetos y joyas, la ilustración, la cartelería, las artes aplicadas (forja, azulejería, vidrieras), el textil, los decorados teatrales y el atrezo, etcétera.
Su obra forma parte de varias colecciones públicas en nuestro país: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; Fundación March; Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla); Centro Atlántico de Arte Modernon (Gran Canaria); ARTIUM (Vitoria); Centro de Arte Contemporáneo (Málaga), Museo de Bellas Artes (Bilbao), Museo de Colecciones ICO, Patio Herreriano (Valladolid), por citar sólo algunos ejemplos.
En el ámbito internacional, su obra forma parte de la colección Chase Manhattan Bank (Nueva York), Instituto de Estados Unidos (Tánger), Museo Marugame Hirai (Japón) y The Solomon R. Guggenheim Museum (Nueva York).Abundantemente referenciado en nuestros manuales de Historia del Arte, presente en todos los listados de nombres imprescindibles, y premiado con los más importantes galardones de nuestro contexto (Premio Nacional de Artes Plásticas, en 1985; Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, en 2006; Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid, en 2007), su obra ha estado todo este tiempo avalada por las más prestigiosas galerías.
El arte como laberinto
La Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid acoge, hasta el 25 de abril, la exposición El arte como laberinto, la gran retrospectiva de Guillermo Pérez Villalta. La exposición, bajo la dirección del crítico y comisario Óscar Alonso Molina, es la más amplia muestra (casi un centenar de obras) que se ha dedicado en Madrid a este artista y supone un inusual recorrido, alejado de convencionalismos, a través de la obra de este artista esencial para la escena contemporánea española.
“La Comunidad de Madrid se siente orgullosa de recibir a un artista de la talla de Pérez Villalta en una de nuestras salas emblemáticas, Alcalá 31. Pérez Villalta es un artista cuya trayectoria está unida inexorablemente a Madrid, ya que despuntó durante la Movida, para convertirse en un referente, una personalidad única dentro del panorama contemporáneo” ha dicho la consejera de Cultura y Turismo, Marta Rivera de la Cruz.
Al inicio del proyecto, el propio artista partió del estudio geométrico de la planta del edificio de Antonio Palacios que habría de albergar la muestra, trazando sobre su plano la división armónica de la misma, tal y como hace al comienzo de todos sus trabajos. Sobre dicho estudio geométrico levantó un laberinto que ha terminado convirtiendo la sala, de por sí compleja y fragmentada, en un recorrido que obliga al espectador a enfrentarse a sus trabajos de manera poco habitual, sin seguir una cronología o un orden temático, habituales en este tipo de retrospectivas, que aquí son reemplazados por otras sugerencias menos evidentes.
“Como corresponde a todo laberinto el orden lineal es puesto en crisis, siendo sustituido por las inesperadas relaciones en zigzag que se establecen entre el centenar de trabajos aquí seleccionados: unas veces por cercanía o similitud, otras por contraste u oposición; unas veces evidentes, otras un tanto oscuras” explica Alonso Molina.
Con motivo de la exposición se publicará un catálogo, que se configura más bien como “un libro de artista muy especial”, en palabras del propio Pérez Villalta. Además, la Sala Alcalá 31 ofrecerá actividades paralelas a la exposición como encuentros con el artista y el comisario o visitas guiadas para público individual y grupos.