Junio es, de toda la vida, el mes de las recuperaciones. Los estudiantes que han ido mal durante el año, tratan de apretar en los exámenes finales para salvar el curso y así no tener que estudiar en verano. Este año, los socios del Atlético de Madrid han conseguido, también, que vuelva su antiguo escudo, porque el “nuevo” no les terminaba de convencer y tras una votación, en la que salió un rotundo sí, han podido volver a alzar el anterior, que ahora se convierte en el nuevo. Y, por supuesto, Santa Eugenia ha logrado recuperar sus fiestas grandes después de más de 10 años.
Ha sido el gran logro de un grupo de “locos bajitos”, como diría Serrat, que a finales de marzo se reunían con la firme intención de que en junio volvieran las fiestas del barrio, que un buen año se dejaron de celebrar y parece que se habían quedado en el olvido. Con muy poco tiempo y partiendo de un presupuesto de cero euros, las fiestas se han hecho realidad, gracias al esfuerzo, la colaboración y la disponibilidad de muchas personas, entidades y organismos del barrio. Con el trébol como símbolo, emulando a los llaveros que les dieron a los primeros habitantes de los pisos de Santa Eugenia.
El propósito era diferente que otros años. En primer lugar se querían acercar las fiestas al barrio y que se desarrollasen en varios lugares. Conseguido. Que hubiera un gran concierto la noche de San Juan. Conseguido. Que las actividades no solo fueran de ocio, queríamos naturaleza (ya que la mayor riqueza de este barrio es su variedad de árboles y sus zonas verdes), cultura, arte, deportes, gastronomía y para ello, contar con el mayor número de entidades y personas del barrio. Todo conseguido. Además se ha creado la primera rutapa, San Juan de Tapas, que ha alegrado al barrio, a los bares y a nuestros estómagos, con unas suculentas tapas, que todas y cada una de ellas han hecho las delicias de quienes han querido acercarse a los bares participantes.
Ha sido una gran experiencia y aunque esto es solo la semilla de lo que vendrá, ha habido muchísimo trabajo detrás, pero que sin duda alguna, se repetirá. Para mucha gente, el recuerdo de la noche más corta de este año nos durará una eternidad en el alma, como dice el refranero español. Y como dicen los colchoneros, con coraje y corazón, pero sin hoguera (que este año no pudo ser) se han recuperado las fiestas de San Juan.