Nombre científico: PLatanus orinetalis, procedente de Turquía y Grecia. Platanus occidentalis, procedente de Virginia. Platanus por hispánica, un híbrido de los anteriores.
Características:
Cuántas veces hemos paseado debajo de sus altas y amplias copa, por la ciudad, en los grandes paseos. Árbol de hoja caduca e inconfundible. En verano, frondoso, nos da sombra, para en el otoño, inundar de tonos amarillentos, rosados y ocres las avenidas afortunadas que los poseen, como el Paseo del Prado, Recoletos y, cómo no, Santa Eugenia, alfombrando sus suelos y anunciando en su altura –pueden llegar a tener más de 40 metros- el cambio de estación. Es quizás, junto a la Robina y el Castaño de Indias, el árbol que más se utiliza para anunciarnos un apacible paseo.
El plátano común ha heredado del Occidental (Plátano de Virginia o Sicómaro) la corteza moteada y lisa por la que parece que no pasa el tiempo. Corteza exfoliable donde las capas irregulares de la parte más externa se descaman constantemente, moteándose y dando ese color al tronco tan característico, donde, sobre un fondo cremoso, se dibujan formas de tonos verdes y marrones.
La hoja del plátano oriental tiene los lóbulos más profundos que su pariente occidental, siéndola del plátano común un intermedio entre ambas. Los frutos en forma de bola nos ayudan a distinguir fácilmente cada uno de los tres tipos expuestos. El híbrido o común tiene de dos a cuatro bolas en cada grupo; el oriental de cuatro a seis y el occidental, una o dos. Si con estas pistas no sois capaces de distinguirlos, pupes ahí va una más: el más extendido por nuestra ciudad es el común o híbrido.