Los operarios de Vallecas Labora llevan semanas reparando y pintando los espacios públicos en Santa Eugenia, entre las calles Virgen de las Viñas y Puentelarrá, con sus brochas, sus pinturas, sus espátulas y sus bártulos. Llegan, trabajan, recogen y al día siguiente, vuelta a empezar. Minuciosos, dedicados… ¿A quién se le ocurriría dañar las paredes limpias que, visto así, parecen una obra de arte?
Pues un mes ha sido suficiente para que ociosos y grafiteros de oficio hicieran caso omiso al clamor vecinal de cuidar los espacios públicos y a la Ordenanza de Limpieza de los Espacios Públicos y Gestión de Residuos de Madrid, y estamparan su firma en las paredes recién pintadas. Como el escorpión que, a pesar de la amabilidad de la rana que lo subió a su espalda para cruzar el río, clavó su aguijón y murieron ambos “porque es su naturaleza”, no aguantaron la tentación , cogieron su espray allí que se despacharon a gusto, aunque con esta acción también estuviesen dañándose a sí mismos.
Porque no se dan cuenta de que este espacio recuperado es de todos (de ellos también) y lo pagamos con el dinero de todos (de ellos también). En la edición del pasado mes de noviembre dábamos las gracias a los operarios de Vallecas Labora por dejarnos el barrio tan bonito. Hoy no podemos dársela a los que ya lo ensuciaron, pero sí les dejamos una pregunta para la reflexión ¿Era necesario?