En el ámbito laboral, el formato de teletrabajo se popularizó a partir del 2020, algo que para muchas organizaciones y empresas supuso una adaptación, que asumieron como un programa más de flexibilización, relacionado con beneficios para los trabajadores. Este formato de emergencia, poco a poco, ha ido evolucionando hacia el trabajo híbrido, bajo el paraguas de la conciliación y el bienestar de los trabajadores.
Así lo afirma Carolina Ulloa, profesora en la universidadUTH Florida University, una universidad de Estados Unidos que brinda formación a distancia a estudiantes en cualquier parte del mundo. Desde su expertise, asegura que para los trabajadores que saben moverse en el entorno online tienen una ventaja competitiva.
“Se evidencia un aumento significativo de comunidades de nómadas digitales, de programas en diferentes zonas geográficas y ciudades para atraer estos ciudadanos del mundo, promoviendo sus virtudes y beneficios. Un colectivo de la población laboral mundial que crece, y que supone la activación y desarrollo de la economía en esas ciudades de acogida, con incidencia en variados sectores. Todas estas comunidades de nómadas digitales, sirven de apoyo y generan información valiosa que nutre y actualiza a sus miembros. Es el caso de información que va y viene, sobre el futuro del trabajo y el teletrabajo, pero que todavía estamos por ver como evoluciona”.
Para Ulloa, existen tres elementos fundamentales que tenemos que poner en juego y sostenerlos a lo largo del tiempo, para que podamos mantenernos al día en el mercado laboral, y así, evitar ser desplazados o sustituidos por otros perfiles profesionales. Estos elementos son:
El Networking: Las relaciones sostenibles en el tiempo son garantía de éxito personal y profesional, ya que aportan bienestar y sirven de escaparate para proyectarnos. Los vínculos relacionales y la calidad de nuestra red de contactos, es uno de los catalizadores del éxito, es el escaparate que nos proyecta y nos posiciona como líderes, referentes y profesionales.
La excelencia: la mediocridad desgasta cualquier sistema, funciona como un atajo y es muy atractivo para muchos, pero luego pasa factura. Muchas veces pareciera que estamos avanzando, pero en realidad estamos en un punto de inflexión del cual no podemos salir, y mucho menos avanzar. La excelencia, requiere que pongamos en juego, nuestros “Dones”, como esas virtudes intangibles de la fisicalidad, singulares y mágicas, que tenemos todos los seres humanos y que no son privilegio de algunos iluminados. Al mismo tiempo complementarlos con nuestros talentos que son el resultado de la fusión de habilidades duras y blandas. Junto a esto, lo que permite que la excelencia, aflore en su máxima expresión, es que logremos identificar, anotar y compartir el aprendizaje, “El cómo lo logramos”.
Las inversiones: Inicia el selfworking de forma honesta, coherente y responsable. Redescubrir todos esos recursos y herramientas para armar nuestra propuesta de valor con aquello en lo que somos muy buenos y podemos ofrecer al mundo. Las personas exitosas, en todos los ámbitos de la vida, tienen en común estos tres elementos, se enfocan en hacer lo que han nacido para SER, se centran en dar lo mejor de sí, en optimizar cada jugada, en superar cada desafío, en hacer bien su trabajo. Se proyectan y brillan con tal magnitud, que el mundo voltea a verlos, las empresas invierten en ellos para que sean la imagen de la marca o del producto de turno. A partir de aquí, las élites empresariales los buscan para que sean sus socios, es decir, ellos comienzan a ser inversores en infinidad de negocios.
“Activando y siendo consecuentes con estos tres elementos, asumiéndolos como ese nuevo paradigma, poniendo en juego nuestros dones y talentos, podremos unirnos a equipos, grupos, nodos, proyectos y organizaciones, para cocrear esta nueva humanidad inclusiva, accesible y de calidad que todos deseamos”, acota la experta.